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22 Abr Las mejores ideas para una ruta gastronómica por Málaga
Si hay algo que en Málaga se toma en serio es la comida.
Aquí se come con alegría, con sabor y con historia. Da igual si vienes buscando pescaíto frito, un buen espeto junto al mar o tapas que mezclan lo tradicional con lo moderno: esta ciudad tiene de todo, y todo está rico.
Pero no se trata solo de sentarte a comer, sino de saber dónde ir, qué pedir y en qué momento. Por eso hemos preparado una ruta pensada para que pruebes lo mejor de Málaga sin perder tiempo dando vueltas.
Desde ese desayuno que te pone las pilas hasta el último bocado dulce antes de dormir. Una ruta para foodies de verdad, con paradas en sitios que no necesitan postureo porque lo que hacen, lo hacen bien.
Esta es nuestra ruta gastronómica por Málaga.
Desayunos que valen la pena en el centro de Málaga
Tu día gastronómico tiene que arrancar con energía, y para eso, nada como un buen desayuno malagueño.
El centro es el sitio ideal para empezar. Dirígete a Casa Aranda, muy cerca del Mercado de Atarazanas, y pide un café con leche con churros, como manda la tradición. Es uno de esos lugares que no necesita presentación: los lugareños llevan décadas yendo allí a desayunar.
Si prefieres algo más ligero pero con sabor, pásate por Brunchit en calle Carretería. Aquí encontrarás tostadas de aguacate, huevos benedict o smoothies, todo con ingredientes de primera. Es perfecto si te gusta arrancar el día con un punto más internacional pero sin perder el toque malagueño.
Y si eres cafetero de los serios, acércate a Santa Coffee, en el Soho. Buen café de especialidad y bollería que merece la pena probar.
Mercado de Atarazanas al mediodía
A media mañana, el cuerpo pide algo más.
El Mercado de Atarazanas no es solo un sitio para comprar: es un espectáculo de producto fresco y tiene varias barras donde puedes picar algo con una caña bien tirada. Busca la barra de Marisquería Casa Guirado y pide media ración de conchas finas o una tapa de gambas al pil-pil.
El entorno es ideal para dejarte llevar. Vas viendo el producto, lo pides al momento, y te lo preparan delante de ti. Si vas con más hambre, algunos puestos sirven cazuelas de pescado o montaditos calientes que entran solos.
Desde ahí puedes dar un pequeño paseo hasta calle Nueva o calle Larios para ir abriendo hueco para la comida. En menos de diez minutos andando estás en pleno centro histórico.
Tapeo en la calle Granada que nunca falla
Hora de comer. Ve a la calle Granada, muy cerca de la Catedral. Aquí están algunos de los bares más míticos de Málaga. En primer lugar, El Pimpi. Sí, es conocido, pero sigue siendo un acierto. Pide unas berenjenas con miel de caña, una porción de tortilla y una copa de vino dulce de Málaga Virgen.
Justo al lado, tienes la Taberna Uvedoble, algo más moderna, pero con tapas bien pensadas. El mini de rabo de toro o los langostinos al curry son una delicia. Si quieres sentarte con calma, aquí puedes pedir media ración de varias cosas y probar un poco de todo sin quedarte a reventar.
Y si aún tienes ganas de seguir tapeando, pásate por la Bodega El Patio. Carta corta, pero buena. Los boquerones en vinagre o la ensaladilla son básicos que no fallan.
Ruta por el Soho para la merienda y una copa con estilo
La tarde es buena hora para un cambio de ritmo. El barrio del Soho es arte callejero y cultura urbana, pero también tiene cafeterías con rollo y coctelerías bien montadas. Ve directo a La Bella Julieta, en calle Casapalma, para un café con tarta o una limonada natural si quieres algo más fresco. El carrot cake o el brownie son brutales.
Para los que prefieren algo con chispa, El Imperdible es un bar de cócteles que no te va a decepcionar. Siéntate fuera si hace buen tiempo y déjate recomendar por el barman. Desde un gin tonic clásico hasta combinaciones más arriesgadas, aquí saben lo que hacen.
El Soho es perfecto para pasear y bajar la comida mientras decides dónde cenar. Además, está muy cerca del Muelle Uno, por si quieres alargar la tarde junto al puerto.
Cena con personalidad en La Malagueta
La noche cae y toca cenar bien. Baja hacia la zona de La Malagueta, que tiene varios sitios interesantes si lo que buscas es sentarte y disfrutar de un buen plato. Comienza en restaurante La Deriva, en la Alameda de Colón, donde la cocina andaluza se mezcla con toques modernos. El tartar de atún o los tacos de presa ibérica con mojo son un acierto seguro.
Otra opción es el restaurante Toro Muelle Uno, con platos para compartir y una carta pensada para disfrutar sin prisa. El pulpo a la brasa o el arroz meloso suelen ser los favoritos. Acompaña la cena con un vino de la tierra o una cerveza bien fría.
Y si prefieres cerrar el día con algo más informal, pásate por el restaurante La Barra en Paseo de Reding. Buen ambiente, tapas creativas y atención de diez.
Última parada: helado nocturno o copa final en el centro
Para acabar la ruta, tienes dos caminos: dulce o copa.
Si te van los helados artesanos, Casa Mira en calle Larios es parada obligatoria. Llevan desde el siglo XIX haciendo helados, y se nota. El de turrón y el de pistacho son un clásico.
Si prefieres alargar la noche, pásate por Chester & Punk o La Tranca, ambos cerca de calle Álamos. Buena música, copas bien preparadas y un ambiente que no necesita filtros.
Y ya que estás por el centro, puedes dar un paseo tranquilo por la calle Alcazabilla o calle Beatas. Aunque la ruta haya terminado, en Málaga siempre hay un bar más que descubrir.
¿Dónde alojarse para aprovechar al máximo la ruta gastronómica por Málaga?
Para disfrutar de esta ruta sin preocuparte por el transporte ni los horarios, lo ideal es alojarse en pleno centro.
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